jueves, 5 de septiembre de 2019

Mantelitos materos


Fui a comprar un retazo de algodón y al entrar a la tienda me topé con un rollo de provenzal estampado con mates. ¿Cómo resistirme? Si me decía comprame. 

Me encantó el diseño y como soy una tomadora compulsiva de mates no podía faltar entre las cosas de mi equipo matero.

Compré lo suficiente para hacer dos manteles pequeños de más o menos 50 x 50 cm (un cuadrado)
Más sencillo imposible. Un doblez, una vuelta en máquina...




Y obviamente, una cuota más de color con una terminación en abanicos simples en crochet.
Listos!!!
Preparemos el mate y a matear!!!


Dani Oliva

martes, 3 de septiembre de 2019

"Frankestein" de Mary Shelley



"Una desapacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mi alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies. Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento convulsivo le sacudió el cuerpo."



¿Obra maestra o error? 

Hay un dicho que dice que errar es humano y perdonar divino. ¿Victor Frankestein cometió un error? ¿pagó por él? ¿obtuvo el perdón divino?

Mary Shelley nos presenta en su obra un ser humano que constantemente sufre, un ser humano que quiere superar su humanidad y convertirse en un  ser divino con el atributo de la creación. Un hombre que consigue los que buscaba con tantas ansías, triunfa en su labor. Sin embargo lo que iba a cambiar su universo, el universo, se convierte en una carga muy pesada para él. De pronto quiere volver a ser el humano común, las ínfulas divinas quedan atrás. Quiere buscar la senda perdida pero no puede avanzar. Hay algo que lo demora, lo detiene, lo arrasta, lo atormenta. ¿Acaso es el remordimiento, la culpa, el arrepentimiento o la frustración? Tiene que liberar esa carga de su espalda...

Y ahí aparece él, su voz de súplica, de dolor, de venganza. Engendro, criatura, monstruo... ¿Humano?
Sólo deseaba ser amado pero los hombres no estaban listos para amarlo, ni siquiera su creador. Se siente a la deriva, solo. Su soledad también pesa como la mochila de arrepentimiento y culpa de Víctor Frankestein. 

¿Quién tiene que pedir perdón? ¿Quién debe perdonar?
¿Hay un margen para la aceptación? 

Excelente obra para reflexionar...

Una opción distinta es la Novela gráfica inspirada en la novela de Mary Shelley. Una mirada diferente



¿La leyeron?


Dani Oliva